Me visto con un buzo sucio, poleron sucio, pantuflas sucias, con mi cara sucia, mi pelo sucio y mis manos sucias, me siento en la banca fuera de mi casa a tomar una copa de vino y fumar un cigarro, conversando con los amigos, voy a comprar al negocio, veo la gente preocupada de sus quehaceres, me ven y es como si nada, a nadie le preocupa mi suciedad. Vuelvo y sigo fumando y tomo otro sorbo de vino, disfruto la conversación, mucha gente apresurada, yo tranquilamente sigo sentado. Hora de comer, la puerta abierta, yo sucio…, sentados en la mesa, pasa la gente, uno que otro copuchento mira hacia dentro, pero la mayoría lo asume normal. Pasa un amigo, me regala 100 pesos, parezco indigente me dice…, jajaja y nos reímos, luego todo sigue igual. Que agradable es la sensación de ser libre, libre de prejuicios auto impuestos, que felicidad que eso produce, necesidad de poco para ser feliz y el lugar idóneo para practicar esa libertad, esa es mi periferia querida.
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