Ahora que estoy haciendo mi cierre de año, no puedo dejar fuera lo que me hizo sentir el fin de un proceso de 3 años en el lugar donde hacía impro. Fue increíble el proceso, conocí mucha gente y amig@s extraordinari@s y aprendí muchísimo.
Y por cómo me sentí cuando se estaba generando todo el colapso, me di cuenta del gran cariño que le tenía al lugar.
Una de las cosas que me sorprendió y que me generó como un desgaste emocional importante, fue ver toda la odiosidad que había contenida, en un momento era todo blanco y negro.
De pronto veía muchas personas que en el día a día parecían estar felices, pero que en realidad guardaban un odio intenso. Y en ciertos momentos sentí como si hubiera estado viviendo en una realidad paralela.
Conversaba con algunos amigos respecto de cómo había sido el último momento que se vivió en el lugar e internamente tenía una doble sensación, en un momento me preguntaba porque se sigue autodestruyendo y en contraparte pensaba, pero qué bueno que lo estoy viendo para darme cuenta.
Por suerte ahora viene un nuevo proceso para finalizar mi aprendizaje en el mundo de la impro.

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