miércoles, 9 de abril de 2025

EL POEMA QUE HUBIESE ESCRITO, INVICTUS



En clases de impro me pidieron traer un poema que me gustara y este me encanta, me fascina, amo este poema, así que lo quiero dejar aquí.

La suma de algunos sucesos de mi vida, son para quebrar a muchas personas, y me atrevería a decir que, a la mayoría, de hecho, yo no fui la excepción y en algún momento me quebraron.

Posterior a eso, cuando sobrevives, hay una energía que nace como del odio o de la frustración o quizás de ese amor propio que aparece para rescatarte cuando quieres reconstruir los pedazos que van quedando. Es una fuerza, un ímpetu, del que siente que lo perdió todo y por lo tanto ya no pierde nada, esa fuerza es la que siento que impulsa este poema y me encanta, pero por la fuerza que representa de esa búsqueda de reconstrucción.

Si hubiera amado tanto las palabras en ese tiempo, me hubiera encantado escribir este poema, para vaciar toda esa energía en algunas letras, hubiese sido increíble.

Hoy ya no me representa tanto este poema, sobre todo porque después de subir, caer, parar, pensar y reconstruirte, ya la vida deja de ser blanco y negro, se vuelve matices, pero eso te quita fuerza y me sentiría falso, mentiroso, de escribir algo, solo para que sonara con un ímpetu que hoy día no me representa.

Pero si es un poema que le puede servir muchísimo al que se encuentra sanando su sufrimiento, cerrando sus heridas, así que por eso lo dejo. Me fascina el cómo alguien pudo condensar en palabras el poder del ímpetu del que sufre.

INVICTUS

Desde la noche que me envuelve,
Negra como un abismo sin fin,
Agradezco a los dioses quienesquiera sean
Por mi alma indomable.
Atrapado en las garras del destino,
No me he quejado ni he llorado.
Golpeado por los azares de la vida,
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este mundo de ira y llanto
Se alza la Sombra con su horror,
Y aun así el paso de los años
No me encuentra, ni me encontrará con temor.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Ni cuán severo el juicio escrito,
Yo soy el dueño de mi destino,

Yo soy el capitán de mi alma.  

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