lunes, 16 de abril de 2018

EL APRENDIZAJE DE MIS SOCIEDADES




Uno de los primeros intentos de negocio que hice alguna vez fue con mi hermano, hace más o menos 10 años, quisimos desarrollar un negocio dedicado a la creación de páginas web.
Ninguno de los dos tenía experiencia previa en emprendimiento ni nada, dos inocentes palomos con el sueño de ser independientes.

En un principio había mucha expectativa y entusiasmo, pero pronto aparecieron los primeros problemas. Paso muy poco tiempo y mi hermano ya no se levantaba a las 8, sino que a las 11, "ahora tenía su propio horario", "ya era su propio jefe", después su polola lo comenzó a visitar más seguido, luego todos los días y su disponibilidad para trabajar disminuyó drásticamente, en ese tiempo era necesario visitar y llamar a clientes, pero él tenía mucho trabajo desarrollando las páginas y además visitar clientes o estar llamando era algo que estaba por debajo de su "rol" y la posibilidad de aprender a vender, tampoco estaba dentro de sus intereses.

Y de pronto a mi hermano le parecía que el negocio no avanzaba, según él, el mercado era complicado, sentía que su "esfuerzo" no daba los frutos que él esperaba.

Mientras tanto, yo visitaba negocios, hacía ventas, llamaba a clientes. Y tenía que supervisar a mi hermano para que trabajara sobre los proyectos vendidos, finalmente la sociedad llegó a su fin.

Tiempo después cuando desarrollé mi propio proyecto, tuve que aprender a desarrollar páginas web. 
En el tiempo del negocio con mi hermano, no era algo que yo supiera hacer, pero para mi proyecto, cuando tuve que aprender, me di cuenta que no es necesario ser programador, solo poniendo algo de atención y dedicación termina siendo un simple copiar y pegar, fácil y sencillo, eso sí cuando le preguntaba a mi hermano como iba con el desarrollo de los proyectos, su respuesta siempre era, está complicado, está difícil, no es fácil, necesito tiempo.

En ese tiempo ya comencé a atisbar lo difícil que son las sociedades, pero, aun me faltaba verificar con otras personas, no podía dar por sentado un hecho solo porque mi hermano resultó ser un mal socio.
Durante mi proyecto probé nuevamente una sociedad y lamentablemente tampoco funcionó.

Lo que aprendí de estas dos experiencias fue que para la evaluación de un socio, deben existir algunos requisitos mínimos:

Tu socio debe creer en lo que tú crees.
Debe tener desarrollada la autogestión y el autocontrol.
Debe tener a lo menos alguna habilidad que tú no tengas.
Debe ser capaz de hacer sacrificios por el proyecto.

Si no tiene alguna de esas, en realidad no estás evaluando a un socio, estás evaluando a un empleado.

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