Estoy en un momento trascendental, épico de mi vida, por fin estoy teniendo la sensación de estar libre, desde la perspectiva del desarrollo personal.
Había algunas cosas que me faltaban, que por casualidad conseguí, la primera era un compromiso incondicional. Nunca había tenido algo así, un “acuerdo de incondicionalidad” con nadie, normalmente eso se experimenta con algún familiar durante la niñez, generalmente con tu mamá o alguien de tu familia.
Yo no tuve la oportunidad de generar esa “incondicionalidad”. Que se da en la niñez, porque al ser mayor, entiendes que la realidad de la vida es tan dinámica y frágil, que la incondicionalidad siempre depende. Pero cuando adopté a mi perrita, Laniakea, ahí ocurrió de forma natural y me di cuenta de que era algo que necesitaba, un compromiso incondicional con otro ser, que despertó nuevamente mi ambición y mi búsqueda de bienestar.
La segunda tiene que ver con el desarrollo de mi femineidad, que considero muy importante para poder expresar cualquier cosa, algo que me dijeron fue que estaba “Deconstruide”, jajaja, y se trata de eso, de liberarme de la mayor cantidad de prejuicios, para potenciar mi expresión, librándome de miedos y vergüenzas.
La otra parte era lograr expresar toda mi vulnerabilidad emocional, de mis sentimientos, el romanticismo, jamás había tenido la valentía de expresar todos mis sentimientos, y justo fue desde la posición más vulnerable, fue como una oportunidad de tirarse al vacío y lo hice, y fue extraordinario, una liberación, fue increíble, una experiencia religiosa para el alma.
Y ahora estoy en una sensación como si no tuviera pesos, como en un estado de ímpetu equilibrado, para potenciar mis proyectos con una ambición renovada, para expresar cualquier sentimiento, para comunicar más, para comprometerme en una relación amorosa, para todo lo que quisiera hacer.
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