viernes, 27 de marzo de 2015

Comunicación


Y en esta reinvención, me perdí y encontré nuevamente, al regresar sentí la soledad del que habita en un país como forastero, sin nadie que hable tu lengua. Dude de mis pensamientos, reevalúe mis conclusiones y volví al mismo punto. Con el espíritu acongojado pero consecuente, me describí de la forma que tenía sentido, un ciudadano de todo lugar y de ninguno, destinado a ser un nómada de mi entorno, con mucha gente pero con ninguna, comunicante, relacionado pero intrínsecamente aislado, temeroso de esa soledad profunda de la incomunicación.
Hasta que llegaron, como parientes conocidos de mucho tiempo, autóctonos de ese mismo lugar sin nombre. Y por fin pude respirar aliviado, ya no estoy solo, entendí que la demografía es inhóspita, pero mis camaradas existen, como faros anunciando tierra firme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario