He hecho mi vida 4 veces, la primera fue la que me tocó, la segunda fue cuando seguí la corriente, la tercera cuando emprendí el camino a descubrir quién soy, y la cuarta es la que estoy desarrollando ahora, la que realmente elegí.
Mi mente es inquieta, le interesa todo, le gusta viajar al futuro, le encanta imaginar nuevos mundos. Le produce un éxtasis, divagar buscando pistas para entender, aunque sea en la más mínima expresión, el pensamiento de la naturaleza.
Pero al mismo tiempo, existe el peligro del inception, de quedar ensimismado, en un loop constante de ese mundo interno, esa delicia de la imaginación y el pensamiento. Quedar, días, meses, años divagando en ese mundo fascinante.
Pero ahora siento que estoy en la recta final, y ya no queda tiempo para ninguna reinvención que me apasione, llegué al principio y al final, y honestamente tengo miedo.
Escuche esta pregunta en algún lugar: ¿Qué vas a hacer si no resulta, cuál es tu plan B?, y la respuesta que escuché fue, nada, si somos estúpidos, no tenemos otras habilidades.
Así me siento hoy, yo ya sé lo que quiero y hacia dónde voy, pero saber el destino me genera el miedo de no obtenerlo y el miedo de perderlo me produce el letargo de quedarme en mi mundo interno
Este pensamiento es para dejar la duda, para aceptar la victoria y la derrota, ahora voy zigzagueando en 45 grados. Desde ahora en adelante es infructuoso imaginar los posibles futuros, ahora es sólo lo que me depare mi Dios y los 45 grados hacia dónde voy.
Fe y perseverancia, es el consejo más realista que me puedo dar a mi mismo en este minuto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario