Hoy tuve un eureka respecto de cómo pueden afectar mis expectativas al estado de ánimo.
Los deportistas de alto rendimiento tienen que aprender a dejar de lado ciertas preocupaciones para que su desempeño general no se vea afectado por una falta de concentración y siempre me ha llamado la atención conseguirlo.
Estaba leyendo una noticia respecto del nobel de Física por el entrelazamiento cuántico y sobre como eso podría afectar las nociones de pasado, presente y futuro, al menos a nivel cuántico.
Y ahí fue cuando di con esta idea de la invariabilidad que puede parecer contraintuitiva respecto de la idea anterior, pero no.
La conexión entre la invariabilidad y este mundo absolutamente dinámico y variable es, que no puedo hacer absolutamente nada al respecto y ahí está la invariabilidad.
Digamos que a nivel extremadamente general mi único rol en este mundo es existir, desarrollando mis habilidades y vida de ser humano, en función de mi propósito para mi especie y punto, no hay más que pueda hacer.
Luego en el desarrollo de mi rol, todo lo que vaya a ocurrir, ocurrirá y todo lo que no vaya a ocurrir, no ocurrirá.
Lo único que puedo controlar es lo que hago, no los resultados.
Obviamente este pensamiento tiene más sentido desde la perspectiva en donde ya identificaste cuál es tu propósito y estás en el proceso de desarrollarlo.
Porque no se trata de ir a la deriva, si no, de estar remando e ir reaccionando a lo que te encuentras, y esa reacción estará relacionada con tu propio desarrollo al momento de que ocurra, es decir, una paradoja, una parte invariable y la otra incierta que dependerá de tu momento.
En líneas generales no se trata de no sentir incertidumbre, sino, de encontrar tranquilidad a través de aceptar que no lo puedes controlar, lo que va a ocurrir, ocurrirá y lo que no, no, lo único que hay que hacer es seguir remando.
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