sábado, 6 de abril de 2019

EL AMOR, TRASCENDENTE PARA LA DIRECCIÓN DE LAS COSAS IMPORTANTES




Buscando mis propias respuestas he analizado varias vidas a mi alrededor, he escuchado atentamente cientos de historias y el factor común para un buen resultado ha sido el amor. No el amor sólo de palabra, sino que el amor real de las dificultades, en los momentos cuando es necesario, cuando al parecer no hay alternativas o soluciones, está esa persona que demostró amor, que entregó compasión, amparo, seguridad o alguna caricia desinteresada en el momento oportuno y de forma consistente. Una persona que hizo que lo demás pareciera pasajero o no tan importante, esa es la persona que permitió que la vida continuara.

El amor no está en las cosas, tampoco en las buenas intenciones, ni en algún lugar físico específico, el amor está en las personas, en el resultado de una acción conjunta entre palabras y acciones. Ahí está el amor.

Pudieran existir las peores condiciones infrahumanas, las peores situaciones y vejaciones, pero si hubo amor en alguna parte, aunque haya sido una pequeña, ínfima ventana, ya sea en forma concreta o de recuerdo, pero que hubiere sido consistente y verdadera. Todo pasa y el amor lo cura.

No es algo que hoy me agrade tanto entender, básicamente porque no lo domino bien, porque me deja en una posición que no me gusta, como un neófito que no maneja algún tema importante.

Pero mi última experiencia lo confirmó, ya lo sabía teóricamente y también en mi presente con mi hijo, pero no tenía la prueba de que pudiera afectar mi pensamiento, mis conclusiones, mi forma de entender el mundo.

Este mismo pensamiento queda como una serie de ideas subjetivas y relativistas, eso es lo que no me gusta, pero es, así que aun siendo yo lo pragmático que sea, sería un tonto si mantuviera una posición que no incluyera esta nueva cosa subjetiva, relativa, indefinida y ambigua que afecta tan profundamente a la dirección de las cosas.

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