martes, 16 de abril de 2019

SIEMPRE EN MOVIMIENTO, SIEMPRE AGIL PERO CAUTELOSO



Hace un año comencé a retomar todo lo que perdí mientras caía al fondo del fracaso.
Fue un año intenso, aprendí mucho de lo que me faltaba, gané humildad, templanza, prudencia y me marque de por vida con un mantra en contra de mi inercia.

Lo que más recordé en estos años fue una de las frases más repetidas y aconsejadas de la historia "No hay que dar por sentado las cosas", todo puede cambiar siempre y por eso hay que estar siempre en movimiento, siempre ágil pero cauteloso.

Pues bien, ya terminé de reconstruir mi punto cero, es decir, estoy en la misma posición que estuve antes de iniciar mi proyecto, tranquilo, estable y con todo lo necesario para una vida llevadera y tranquila. 

Entonces, ahora que...

La experiencia fue cruda, recuerdo sentirme extremadamente vulnerable, en momentos igual como quizás se sienten los vagabundos o religiosos con votos de pobreza, dependiendo de la misericordia de las personas.
Es necesario que decir eso si que tengo grandes amigos que me tendieron la mano y que hicieron que esos momentos difíciles fueran llevaderos, les agradezco a todos ellos y a Dios por haberlos puesto en mi camino.

Entonces, como quedé, ¿Sin ganas, o de nunca más emprender algo?, ¿Con ganas de aferrarme a algo seguro y de ahí no salir nunca jamás?

Para nada, al revés, con más ganas, así como aprendí una enormidad de mis errores, también me di cuenta que este es mi camino y en este minuto en que volví a foja cero ya tengo la estabilidad necesaria para recomenzar. 
Las condiciones de este nuevo comienzo son lo que aprendí de este proceso que se puede resumir en el título:
"Siempre en movimiento, siempre ágil pero cauteloso"

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