jueves, 28 de marzo de 2019

REEMPLAZANDO RECUERDOS DEL ÚLTIMO LUGAR QUE ME FALTABA POR RENOVAR












Fueron los primeros 13 años de mi vida los que viví en Punta Arenas, son los años que contienen mis peores recuerdos y experiencias.
Al llegar al aeropuerto, con mi padre ya fallecido, me di cuenta de lo inhóspito que era ese lugar para mí, nada ni nadie a quien extrañar, ningún amigo que visitar y nada bueno que recordar de esa ciudad para mí.

No habían abuelos, tíos, hermanos, hermanastros, primos, vecinos piadosos, hogar adoptivo, ningún lugar, al que yo pudiera acudir para escapar de la maraña de gente con la que me tocó vivir en esos años, ni siquiera un perro para recordar la ilusión de algún ente externo que me trajera buenos recuerdos. Era solo yo y nadie más.

Me encontré además con lo que pudo haber quedado del recuerdo de mis dos hermanastras por parte de mi padre y su alcohólica mujer. Ya sin caretas, sin nada que fingir fue como encontrarse con un potencial enemigo que solo se mantiene a raya por el interés de un propósito común.

Cuando pensaba en que hacer durante el mínimo tiempo que por fuerza tuviera libre, quería hacer algo que me sirviera para dar un cierre a las malas experiencias que viví. Así que decidí fotografiar mis peores momentos, aquellos en donde me podía ver a mi mismo de niño, pensando en que la vida no tenía sentido, en la soledad de no tener a nadie con quien contar. Cuando pensaba con mi mente de niño que el mundo era un lugar malo al que vienes a sufrir, donde concluí que había que ser duro, no contar con los sentimientos ya que eran debilidad y no servían en un mundo así. 

Creí que eso sería de mi viaje, nada distinto a lo que había sido cada visita en años anteriores, solo malos recuerdos, exceptuando a mi padre que al menos era neutral, tan neutral como lo podría ser Suiza, sea lo que sea que ocurriese, siempre neutral.


Pero no, la vida nuevamente me sorprendió agradablemente para enseñarme, para hacerme crecer y recordar que las experiencias no tienen que ver con lugares físicos, ni periodos de tiempo, las experiencias son las personas, las emociones y es suficiente con que lleguen algunas con quienes compartir algo bueno para que todo lo demás se diluya y caiga en el olvido.

Eso viví ahora, algo positivo, divertido, entretenido, emotivo, que me hizo dejar a un lado inmediatamente todo eso que pertenece a una vida que ya no es mía, fue una renovación de la imagen que tenía de un lugar que en adelante visitaré con ilusión de experiencias alegres, divertidas y positivas. Fue un gran viaje, espectacular, que me deja incluso con ganas de volver, pero ya a un lugar renovado con lo nuevo.


El principito y el zorro.

- Soy un zorro – dijo el zorro.
- Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. – Estoy tan triste...
- No puedo jugar contigo – dijo el zorro. – No estoy domesticado.
- Ah! perdón – dijo el principito.
Pero, después de reflexionar, agregó:
- Qué significa "domesticar" ?
- No eres de aquí – dijo el zorro –, qué buscas ?
- Busco a los hombres – dijo el principito. – Qué significa "domesticar" ?
- Los hombres – dijo el zorro – tienen fusiles y cazan. Es bien molesto ! También crían gallinas. Es su único interés. Buscas gallinas ?
- No – dijo el principito. – Busco amigos. Qué significa "domesticar" ?
- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."
- Crear lazos ?
- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
- Comienzo a entender - dijo el principito. – Hay una flor... creo que me ha domesticado...
- Es posible – dijo el zorro. – En la Tierra se ven todo tipo de cosas...
- Oh! no es en la Tierra – dijo el principito.
El zorro pareció muy intrigado:
- En otro planeta ?
- Sí.
- Hay cazadores en aquel planeta ?
- No.
- Eso es interesante ! Y gallinas ?
- No.
- Nada es perfecto – suspiró el zorro.
Pero el zorro volvió a su idea:
- Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira ! Ves, allá lejos, los campos de trigo ? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste ! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado ! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...
El zorro se calló y miró largamente al principito:
- Por favor... domestícame ! – dijo.
- Me parece bien – respondió el principito -, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
- Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro. – Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame !
- Qué hay que hacer ? – dijo el principito.
- Hay que ser muy paciente – respondió el zorro. – Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente el principito regresó.
- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.
- Qué es un rito ? – dijo el principito.
- Es algo también demasiado olvidado – dijo el zorro. – Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Mis cazadores, por ejemplo, tienen un rito. El jueves bailan con las jóvenes del pueblo. Entonces el jueves es un día maravilloso ! Me voy a pasear hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:
- Ah! - dijo el zorro... - Voy a llorar.
- Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.
- Claro – dijo el zorro.
- Pero vas a llorar ! – dijo el principito.
- Claro – dijo el zorro.
- Entonces no ganas nada !
- Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.
Luego agregó:
- Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.
El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
- Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mi rosa.
Y volvió con el zorro:
- Adiós – dijo...
- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario