domingo, 2 de septiembre de 2018

SIEMPRE EN MOVIMIENTO



Estoy aprendiendo una herramienta que se llama Storytelling, se trata del desarrollo de la habilidad para contar historias que logren resonar en otros. Para eso, se profundiza en las características que supuestamente debería tener un "orador" para inspirar, motivar o llamar a la acción. 
En la práctica, se trata de determinar qué cosas deberías mejorar de ti mismo para que tangencialmente comuniques mejor. Entre las cosas que aparecen como necesarias de mejorar son:


- Ser profundamente sincero, cuidando no hacer daño innecesariamente.
- Aceptar y transparentar totalmente tus carencias y defectos.
- Ver la realidad con ojos constructivos no de prejuicios improductivos. 
- Preocuparte y ocuparte de lo que puedes hacer, evitar la crítica infructuosa. 
- Aceptar que dependes de otros.
- Aceptar que eres vulnerable y que hay cosas que te hicieron, hacen o harán daño. 
- No tener vergüenza de transmitir tus sueños con la intensidad real con la que los deseas.
- Que aquello que transmitas tenga la real intención de ser algo bueno para otros.
- Recordar que el mensaje no es para ti mismo, sino que es para otros, es decir, recordar lo que constituye la esencia de un mensaje. 
- Entender que el que te escucha no se identifica contigo, sino consigo mismo a través de tu mensaje. 


Todas grandes tareas de desarrollo personal, con mucho trabajo y varias de ellas en relación directa o indirecta con el ego. 


Me gusta tener mi ego sano, tengo la suerte de que hoy en día constantemente recibo refuerzos positivos que me hacen sentir que puedo hacer mucho más, y que me ayudan a que la visión que tengo de mí mismo sea positiva, agradable y todo eso permite que me sienta espectacular y cada día más seguro del camino por el que voy.


Pero con todo eso positivo, también existe un riesgo. El riesgo se trata de que el ego crezca demasiado y con eso se me nuble el pensamiento, aumente mi prejuicio y deje de darme cuenta de algunas cosas que podrían ser evidentes si las viera con los ojos abiertos o también puede hacer que sobre valore algunas cosas y que eso detenga mi desarrollo personal o productivo. 

Por esa razón, siento que debo crear un techo o una cima hipotética, una meta que sea digna de egocentrismo, soberbia o narcicismo, con el fin de evitar confundirme en pequeñeces que me dificulten el camino.
Habrán éxitos, sin duda, habrán acciones, pero serán el cumplimiento de la canasta básica, lo otro será lo increíblemente desafiante, eso que me llevará toda la vida, eso será mi cima, voy a considerar un éxito un cambio de timón, algo que haga que el mundo sea mejor, ese día me felicitaré yo mismo.
Quiero estar preparado para continuar, para siempre estar en movimiento. No quiero que nada me frene, ni siquiera yo mismo. 

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