Hace años que estoy enamorado de las palabras, me encantan, me fascinan. Pero lo había dejado de lado.
El primer pensamiento que escribí hace muchos años, fue en un estilo poético, adornado, pero lo sentí falso, mentiroso, porque lo poético buscaba disfrazar una verdad dolorosa que quería expresar.
Desde ahí pasé a lo concreto, era necesario, obligatorio, tenía que vaciar todo, mis penas, mis pesares, mis calvarios.
Ahora que disfruto de mi mes de descanso mental, de no tener presión, de no hacer nada, de no exigirme, de no moverme, me reencontré con una pasión.
Ahora que ya no tengo ninguna verdad pendiente de decir, quiero dar rienda suelta a mi expresión y escribir con emoción.
Este pensamiento es una combinación entre lo poético y lo abstracto.
Después de mi descanso, me conecto con la vida y con mis sueños, pero este pequeño espacio ya no va a quedar para decir verdades ni mentiras.
Va a quedar para que aumente mi expresión, para dilucidar nuevas formas de comunicación.
Para sumar una a una las palabras que tanto amo, que ansío tener vigentes en mi mente.
En ningún caso voy a citar, ni estudiar simplemente voy a crear, mi propio estilo, mi forma poética de ver la vida, mi verdad.
Que rico llegar a este momento, a este equilibrio con el tiempo, ya puedo incorporar lo que me hace gozar de la existencia, de la vida, los momentos.
Quizás me vaya a lo abstracto en este espacio, pero ya no escribiré sólo para mí como era antes, este es el prefacio de lo que viene por delante.
Amo que se hayan liberado mis palabras para decir lo que quiera y como quiera.
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