lunes, 15 de octubre de 2012

“No hay que dejar de hacer, lo que hay que hacer, cuando hay que hacerlo”



Que tristeza escuchar de tanta gente la frase: “Me arrepiento de no”, que triste es reconocer tarde lo que uno necesita o reconocer las cosas que nos hacen felices o infelices, será el orgullo el que impide apreciar la realidad que nos rodea, quizás es el síndrome de sentirse el centro del mundo o el sentirse invencible, intocable. El creer ingenuamente que lo que pasa a mí alrededor no me afecta o de que yo no afecto alrededor. Todo afecta, lo que hago y lo que no hago. Qué triste es para quien entiende tarde esta verdad, la verdad de que todos somos parte de un mismo sistema, de un mismo engranaje, nadie puede escapar de esta realidad. Existen dos momentos en la vida en donde estamos situados y experimentamos claramente esta realidad, cuando somos niños y dependemos de alguien y cuando somos viejos y no podemos valernos por nosotros mismos. Escuchar cosas como, debería haber estudiado, debería haberme preocupado, debería haber valorado, debería haber pensado, tantos debería que en algunos casos ya no tienen solución, Pero independiente de que el pasado está cerrado, nunca es tarde, para hacer lo que hay que hacer, ya que peor aún es, darse cuenta y no hacer nada al respecto, es mejor intentarlo que nunca hacerlo. Una pregunta que aparece al pensar en esto es ¿Cómo identifico lo que tengo que hacer?, la respuesta también es compleja, pero es más simple que la pregunta. Las respuestas vienen combinando tres actitudes que son: Medir todo con amor y justicia, No hacer a otros lo que no me gustaría que me hagan a mí y Siempre elegir hacer lo que me haga feliz. La combinación de estas tres es una buena forma de encontrar nuestro propio camino.
“No hay que dejar de hacer, lo que hay que hacer, cuando hay que hacerlo”, midiendo con estas tres ideas, todo puede ser más fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario