lunes, 2 de julio de 2018

SIENDO MÁS FIEL A MI MISMO


“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.” Aristóteles

Está frase resume uno de mis problemas, no quiero poner resumía porque aún tengo cosas por resolver, pero se trata del desarrollo de habilidades para el manejo de conflicto.

Primero, no es que haya nacido así, sino que mi entorno familiar de infancia fue deficiente y se generó en mi personalidad una posición extremadamente defensiva frente al conflicto.

Siempre tuve la necesidad de resolver la situación, pero hasta hace pocos años, aún no tenía las herramientas suficientes, así que durante mucho tiempo utilice un parche, la evasión, evitar las situaciones que me generaran una inestabilidad emocional, y con evasión no me refiero solo a agachar la cabeza frente al conflicto, sino también al otro extremo de evasión, la agresividad o el corte total de relaciones. 
La evasión era básicamente porque tenía miedo de mí mismo, de que por alguna razón se detonara mi agresividad profunda. Por suerte nunca ocurrió algo que no tuviera vuelta atrás, siempre pienso que fue gracias a Dios, que cuido de mí durante mi camino a una estabilidad emocional.

Hoy después de mucho ensayo y error, estoy más cercano a un equilibrio, gran parte de las carencias emocionales que detonaban mi explosión ya están resueltas, por fin puedo ser más yo mismo, cada vez hay menos obstáculos de mi yo, de lo que soy, de lo que me gusta, de lo que no, de lo que quiero, de lo que no, de hacia dónde voy, etc.

El conflicto, en nivel normal, es primordial para el desarrollo de una persona, para definir lo que eres y para configurar la realidad de tu alrededor, mucho de tú camino, de tus resultados y de tu paz mental se definen a través del conflicto.

No existe una definición formal de lo que es el "conflicto normal", pero yo diría que es una combinación entre la comprensión y respeto de las buenas costumbres del entorno social en que te desenvuelves y la capacidad de establecer tu posición personal dentro de esos cánones, es decir, lograr establecer tu posición dentro de ciertas normas de conducta generalmente aceptadas.

Aceptar el conflicto te ayuda a ser más real, más transparente, más fiel a ti mismo y eso contribuye a disminuir la ansiedad y establecer una posición más sosegada frente al conflicto.

Y volviendo al principio, la frase que compartí al inicio, es una buena herramienta para evaluar el equilibrio, la ansiedad, tus relaciones interpersonales, tu paz y la seguridad en ti mismo. Y para quien le sirva comparto algunas preguntas que a mí me han servido para resolver mis propios problemas con el conflicto:

¿Generalmente pierdo el control?
¿Las personas constantemente se enojan conmigo?
¿Yo me enojo constantemente con las personas?
¿Me arrepiento constantemente de las cosas que hago?
¿Tengo que pedir disculpas constantemente por las cosas que hago o digo?
¿Siento inseguridad o temor cuando voy a decir algo?

Es increíble para mí ver estas preguntas, antes para todas estas preguntas mi respuesta era sí.
Hoy en día mi respuesta a todas esas preguntas es "casi nunca u ocasionalmente".

Es una liberación para disfrutar aun más de la vida.

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