jueves, 31 de marzo de 2016

LO VIEJO POR LO NUEVO



Es común en las empresas reemplazar a las personas desde los 45 años en adelante por personas más jóvenes y frente a esto se dice a modo muy general que a las empresas les gusta tener gente joven.
Estas personas desvinculadas, en la mayoría de los casos, sienten como una gran sorpresa esta situación. Ya que según su visión lo que hacen esta bien y para ellos está acción representa una injusticia.
He visto ocurrir esta situación muchas veces y he tenido la oportunidad de aconsejar en dos casos, muchos meses antes, acerca de la inminente posibilidad de despido, expresando a estas personas la necesidad de un cambio de actitud, pero sin éxito...
Después de cuestionarme un poco acerca de si pude haber dicho o hecho algo distinto para tener éxito, me di cuenta de una de posible causa del problema.

A la mayoría de nosotros nos ocurrirá y en lo general no tiene que ver con
los años, tampoco con las empresas, si no con nuestras propias convicciones. El problema se origina en nuestra juventud, cuando al pasar a nuestra vida adulta establecemos convicciones absolutas acerca de nuestras creencias y de lo que creemos que somos y sabemos. Para los primeros años de nuestra vida adulta no hay problema, ya que en general compartimos el ambiente y los mismos estándares con gente que pertenece a nuestra generación, el problema se genera cuando una nueva generación comienza a aparecer en la escena, nosotros con "nuestra vida hecha", con nuestros "completos conocimientos", llegan los nuevos y el primer impulso es catalogarlos de inmaduros, faltos de experiencia, etc y frente a ellos tomamos la posición de "experto por experiencia", por lo tanto ¿Qué podría aprender de él, si yo ya tengo lo que necesito?, posteriormente, ya es la
historia que conocemos y seremos como tantos otros, apartados del mundo
laboral.

La pregunta, ¿Como evitar o retrasar esta situación?
Se podría argumentar con cientos de líneas, pero es mejor citar la sabiduría de algunos viejos qué si lograron mantenerse vigentes e interiorizar en nosotros sus pensamientos.

"Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no ignoramos las mismas cosas, " Einstein.
"Yo solo se, que no se nada", Socrates
"El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona", Aristoteles

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