lunes, 27 de febrero de 2017

COMENZAR DE CERO



Hoy, por decisión propia, comienzo de cero. 
Me voy con menos cosas de las que llegue. 
Me voy con menos cosas, porque necesito menos. 
Me voy con menos cosas, porque estoy más completo. 
Me voy con menos cosas, porque soy más libre.
Me voy con menos cosas, porque hoy soy más feliz, más pleno. 
Me voy con menos cosas, porque entiendo mejor quien soy, de donde vengo y hacia donde voy. 
Y me voy con menos cosas para darle una oportunidad a mi renovado yo, de construir la realidad que quiera.

jueves, 16 de febrero de 2017

EL MIEDO AL FRACASO


En pocos días más se definirá el primer resultado definitivo de un conjunto de decisiones que comencé a tomar 4 años atrás. 
Durante muchos años de mi juventud, soñé con llegar a una posición de trabajo privilegiada, que me permitiera ganar mucho dinero, tomar decisiones importantes y que me abriera las puertas para avanzar en organizaciones de distinta envergadura. Fue hace 4 años, que llegue al puesto indicado, que efectivamente me permitía pasar de una empresa pequeña a una mediana y de una mediana a una gran empresa, con el objetivo principal de ganar más dinero y asegurar ciertas comodidades. 

Fue un poco frustrante darme cuenta al poco tiempo de llegar a ese puesto, que no sentí mayor satisfacción, de alguna manera me pareció más de lo mismo. 
Fue un tiempo de incertidumbre, tantos años invertidos esperando eso y al conseguirlo, resultó algo insípido, como si nada hubiera pasado.

Luego de meditar un par de meses al respecto, entendí que ese no era mi camino, realmente no importaba si terminaba ganando 5, 10 o 15 millones, nunca estaría satisfecho, la sensación siempre sería de que algo falta, así que tenía poco sentido continuar con lo mismo, era necesario reevaluar.

Volví a retomar lo que venía pensando hacía un par de años, crear alguna iniciativa social, crear algo que tuviera sentido para mí. Pero, estando en esa posición, era muy difícil dar espacio a otras preocupaciones que no fueran relacionadas con ese trabajo.
Tenía que definir algo, no fue simple, comencé a pensar en mis expectativas, en mis deseos y en lo que tenía que dejar de desear, así pasaron por mi mente el auto 4x4, la parcela en algún lugar, la casa en la playa, los viajes por el mundo, el postgrado, la tranquilidad de estar totalmente sobre financiado. Todo eso tenía que dejarlo atrás, ya que, esos son los deseos de alguien que va a ganar mucho dinero, no los de alguien que le interesa lo social, no porque sea imposible, sino porque simplemente es muy poco probable.

Tenía que hacer algo al respecto así que tomé el primer gran riesgo, que me condujo a este instante, necesitaba un trabajo que me diera tiempo para pensar, elaborar y desarrollar mis ideas personales, menos responsabilidad, dejar de ser líder de equipo y solo ser parte de un equipo, y además, no menos importante, sacrificar un 70% de mi sueldo. Mucho pasó por mi mente, muchos años de trabajo en juego, cientos de cuestionamientos, ¿será lo correcto?, finalmente lo hice, abandone esas expectativas para lanzarme a algo totalmente incierto.

Comencé a trabajar en una nueva posición, efectivamente tenía más tiempo, durante el proceso rechacé ofertas de trabajo y rechace todas y cada una de las posibilidades de buscar una mejor posición, por dejar el espacio para lo que ni siquiera aún existía, cientos de cuestionamientos, ¿será lo correcto?, haciendo a un lado oportunidades por algo que ni siquiera existe, ni siquiera la idea.

Por fin me topé con lo que esperaba, una idea que fuera tangible, pero, un problema, no tenía ni la más mínima idea de cómo desarrollar ese proyecto. No sabía cómo hacerlo, medite al respecto, decidí que tenía que invertir todo el tiempo disponible que tuviera en aprender, un trabajo de largo aliento, no probado, diferente, una idea que en lo personal yo imaginaba buena, pero que en realidad no podía comparar con nada, es decir, nuevamente algo totalmente incierto. Pero ya me había dispuesto a la incertidumbre, así que reinvente todos mis esquemas y me dispuse a aprender a programar. Un proceso frustrante, cientos de veces sentí que no podía hacerlo, me encontraba constantemente con los muros de mi propia ignorancia, cientos de frustraciones, semanas y meses de iniciar, abandonar y reiniciar. Y en el transcurso también otras decisiones importantes, hacer caso omiso a cualquier tipo de relación que me quitara algo de tiempo para continuar este trabajo, cientos de cuestionamientos, ¿será lo correcto?.
Entre idas y venidas, fueron largos cuatro años que pasaron, 2 años en pensar, 1 año en prepararme para lograr la autogestión y administrar mi tiempo y 1 año en aprender lo necesario para el proyecto.

Durante el año de aprendizaje, la idea resultó ser algo nuevo, muy sencillo y común, pero extrañamente nuevo en ciertos aspectos. Lamentablemente fuera de lo convencional, un negocio, pero, que con lo social incluido, no respondía a las "reglas normales" de un negocio. Ese aspecto "fuera de regla o no convencional", dejó a este proyecto, inmediatamente fuera de todas las opciones regulares de apoyo al emprendimiento, que requieren una promesa de gran entrada de ingresos, para ser validados como atractivos para ser financiados. Así que tuve que arriesgarme nuevamente a la incertidumbre y hacerlo por mi cuenta.

Luego de 4 años y mucho Dios para llegar a este momento, logré desarrollar el proyecto, que en realidad no estaba validado por nadie. Así que el primer punto de inflexión, la validación.

Son algunos hitos en el camino los que han sido emocionalmente complejos en este sentido, los momentos en donde pones tu idea en evaluación publica, tienes las buenas intenciones, tú percepción de lo que crees "algo bueno" y te enfrentas a la realidad, que dirán los demás acerca de eso que tú crees, que es bueno, ¿Estarás perdiendo tu tiempo en algo que solo tú crees que es bueno? o ¿también a otros les interesa lo que haces?. Los negocios, imaginaba que podría ser de su interés, pero no había ninguna certeza, gracias a Dios hubo interés, luego las personas y nuevamente gracias a Dios hubo interés.
El proceso ha sido fácil y complejo a la vez, si hoy miro el resultado, me sorprende lo simple que es realizar algo así, si lo miro desde el minuto cero, parecía una odisea.
Lo positivo, he tenido un entorno increíblemente favorable, todas las personas que me rodean me transmiten entusiasmo, buenas intenciones y eso aliviana un poco el nerviosismo.

Pero como todo en la vida, si no hay suspenso, no vale, así que en el transcurso del último año, ocurrieron todos los problemas necesarios para retrasar el proyecto y dejarlo entre la espada y la pared. Tuve que tomar una decisión, buscar trabajo cuando aún podía hacerlo, sin afectar mi vida cotidiana o continuar, arriesgando llegar hasta el punto de dejar el lugar donde vivo y estar obligado a empezar de cero nuevamente.
Todo el riesgo, consecuencias y sacrificio para llegar a este momento sin seguridad de nada, jugando las cartas a la incertidumbre, puede ser el inicio o el final de la iniciativa, nada con que medirlo, todo el riesgo tomado, por la oportunidad de un paso al vacío.
Pero sea cual sea el resultado, siento que he puesto todo el esfuerzo que era requerido, también siento que hay muy poco de lo que podría haber hecho diferente. Así mismo, creo que es de Dios que llegue a estas instancias, porque si realmente quieres hacer algo social, en algún punto la sociedad tiene que validarlo, sino, deja de ser algo social y simplemente se transforma en una iniciativa individual o un emprendimiento o empresa cualquiera. 

Y ahora, la validación definitiva del proyecto, en los próximos 30 días el mundo va a decidir si este proyecto vale la pena. Así que si es el momento indicado, si realmente vale la pena, el mundo dirá que sí y todo resultará de alguna manera, sino, será un gran piso de experiencia y mañana será otro día.

miércoles, 8 de febrero de 2017

La búsqueda de la humildad y el bien común


A muchos nos gusta pensar que lo que somos o hacemos es fruto de nosotros mismos y que los resultados que obtenemos son solo consecuencia de nuestro esfuerzo personal.

Pero si hacemos el ejercicio de mirar hacia atrás, de pensar concienzudamente acerca de cuáles han sido los hitos importantes de nuestra vida, poco a poco, a medida que avanzamos en este análisis, podremos ver que siempre han existido personas, organizaciones o instituciones en nuestro camino que han influido en nosotros, entregándonos opiniones, visiones o criterios que fueron trascendentes en las decisiones que tomamos.

Para muchos en una primera mirada, dirán, mi familia fue la base fundamental para lo que soy hoy y eso está bien. Pero si vuelves a mirar con profundidad, te darás cuenta que también influyeron tus amigos, tu colegio, alguna organización ya sea relacionada con deporte, arte, desarrollo personal, religión o de cualquier otra temática.
Haciendo bien este ejercicio, nos daremos cuenta de que nuestro esfuerzo personal es importante, pero si no hubiera existido todo lo otro, en realidad los resultados serían bastante diferentes.

Los resultados pueden ser para bien o para mal. Si fue para mal, ya sabrás que es lo que tienes que mejorar y si fue para bien, comprenderás que en ningún caso eres Superman y de alguna manera entenderás lo importante que es devolverle la mano al destino.