A veces siento el peso de la soledad, la nostalgia de la
conexión, de pertenecer. Y al mismo tiempo siento que estoy en el lugar que
debo.
Y me pregunto ¿Qué sería de mi si perteneciera?, y me
respondo, probablemente me sentiría como antes, incompleto, esperando un algo
que no llegaría si no lo busco y me veo nuevamente lanzándome sobre los mismos
pasos. Y es ahí donde siento que me muevo, en el limbo entre lo uno y lo otro.
Deseando que la vida fuera eterna para no pagar el precio de la elección.
¿Qué será lo que me depara el futuro?, entonces, recuerdo a
Dios y me respondo, ¿Quién sabe?, seguramente algo arreglará como siempre, para
que luego mirando atrás todo tenga sentido.
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