9 años habían pasado desde la última vez que di un beso, tanto tiempo pasó que ya mis expectativas de como fuese el primero estaban en las nubes, jajajaja.
Y en esto le debo dar gracias a Dios, porque le pedí que fuera algo especial y me entregó algo que ni en el mejor de mis planes se me hubiera ocurrido.
Fue un momento lleno de sentido, romántico, agradable, hermoso, excitante, increíblemente providencial y en el día del amor. Y por eso nombro a Dios, porque fue una casualidad tan compleja de ocurrir, que es ahí donde por lo menos yo voy reconociendo cuando Dios me concede deseos.
De lo más increíble es que ese beso fue el último que di y ahora también se convirtió en el primero.
Hay muchas cosas que invaden mi mente ahora, pero lo más, es lo increíble que se siente disfrutar de la femineidad y de como somos un complemento tan extraordinario.
Muchas gracias a eso a lo que yo llamo Dios, por permitirme vivir un momento tan hermoso.