Una inmensidad de montañas, océanos, bosques, playas, ciudades, cielos, planetas y estrellas, con el regalo de la razón al individuo para intentar asimilar un mundo tan variado, pero con el tiempo de una estrella fugaz, tan efímero que parece una paradoja, una obligación a comprender únicamente lo esencial de tu instante o a solo construir para el que viene.
Puede ser que nunca alcance a concretar mis sueños, no obstante, la satisfacción de construirlos es más que suficiente gratificación para continuar mi trabajo por alcanzarlos.
El dinero es un virus patógeno, altamente contagioso y mortal. Actúa con mayor agresividad en las personas cuando se encuentra en dosis bajas y altas. Pero, abordado con la suficiente antelación, junto al tratamiento "psicológico" adecuado y en su medida justa, solo produce algunos efectos secundarios menores.
En estos cortos años, he visto y compartido con todo tipo de personas y destinos, algunas que han desarrollado su vida felices, otros que han alcanzado sus umbrales de éxito personales, como también he visto al que lo ha perdido todo, a algunos degradarse o destruirse y a otros llegar a lo más profundo de la ruina. Algunos de ellos familia, otros amigos o estimados.
Después de estos años de experiencias, de registrar en mi mente lo ocurrido a mi alrededor, sumado a la en ocasiones frustrante cualidad de deducir los resultados, luego de cientos de conversaciones, consejos y recomendaciones…, cada día me convenzo un poco más de que a pesar de las buenas intenciones o mejores deseos, no existe una manera de transmitir respuestas.
Finalmente voy concluyendo que mi rol siempre será aceptar que soy un simple observador en la vida de las personas, quien pueda nutrirse de lo que soy en su camino o quien pueda rescatar algún ejemplo, será bienvenido a hacerlo. Pero quien busque respuestas, por fuerza de la naturaleza, incluso cuando su vida dependa de ello, deberá, lamentable e inevitablemente encontrarlas por sí mismo.
